20/2/17

Secretos. 1ª parte.



                Relato escrito a dúo con Edgar K. Yera. 

                El agua casi fría me corría por el cuerpo, mientras me acordaba de que a ella le gustaba hirviendo. Nunca nos pudimos duchar juntos. Ese juego no era para nosotros.

                Mientras me vestía, imágenes de nuestra vida me llegaban a la cabeza sin poder ni querer evitarlo. Los días casi sin vernos por los trabajos, los fines de semana de viajes, horas de carretera y noches de hotel, tardes de domingo bajo las sábanas, peleas a gritos, y dulces reconciliaciones.

2/6/16

Mi primera presentación, chispas

    Llegó el momento. Carreras de última hora, preparación de cajas, libros contados, nervios en la boca del estómago, bolígrafos con tinta, mensajes de última hora, suerte a mansalva y camino a mi primera presentación.

     Como era normal, los nervios se contagian, mis hijas también nerviosas no paran de gritar en el coche y su lengua no les para. Yo intento centrarme en lo que está por llegar sin mucho éxito, así que conduzco hasta el colegio San Indalecio de La Cañada, donde tengo mi primera presentación.

18/5/16

#ElTemaDeLaSemana: Un recuerdo que te ayude a salir adelante.

     Una semana más me uno a esta iniciativa de +Papas Blogueros que me encanta.

     La verdad es que no hay recuerdos exactos que me ayuden a salir adelante, sino más bien momentos. Porque la vida está hecha de momentos. 

    Pero siendo sicera, he de decir, que cuando leí este tema de la semana, solo un recuerdo me vino a la mente. Fue como un flash, como si hubiera estado ahí y no me hubiera dado cuenta.

    Mi madre falleció de un cáncer, es una enfermedad muy dura y difícil que se lleva a las personas poco a poco. Cuando mi madre estaba en cama ya sedada, yo me senté a su lado y puse su mano en mi barriga, donde estaba mi hija mayor. En ese momento quería transmitirle a mi hija la fortaleza de su abuela, y que mi madre notara la vida que crecía en mi interior.

     Desde entonces, cuando tengo un día malo, o momentos de incertidumbre, estrés o de pena, recuerdo ese momento, y me tranquiliza. Me hace ver la verdadera importancia de las cosas, mi madre vuelve a transmitirme esa energía que irradiaba y sigo adelante.


11/5/16

Ladybug y mariquitas

     Se ha puesto de moda una serie de dibujos que tiene a mis niñas enganchadísimas. Se trata de Las aventuras de Ladybug. Los dibujos tratan de una chica corriente y un chico normal, que para salvar a París de los villanos, se convierten en Ladybug y Chat Noir, una mariquita y un gato.

   Los dibujos no están mal, hasta yo los veo a ver que pasa. Una introducción a las peques de lo que son los súper héroes.

    Bueno pues como les gustan tanto, vamos a hacerle a la mayor un cumple con temática de Ladybug. Su cumple es en verano, así que se me ocurrió recoger piedras en la playa que pudieran tener forma de mariquita para pintarlas después. Las piedras las recogieron mis hijas, así que hubo de todas clases.



     Lo primero que hice fue rebuscar en mi cajón de manualidades para ver si tenía los materiales suficientes.



    Cogí una selección de pinturas un poco diferentes entre si. Pensé usar pegamento de purpurina, pero al final no quedaba bien, así que no llegué a utilizarlo.

    Nos pusimos las tres manos a la obra, por supuesto como veis toda la mesa estaba cubierta de periódico para no manchar nada. Lo primero fue pintar las piedras de color rojo. Un trabajo sencillo que nos costó más tiempo de lo que pensamos, porque la pintura tardaba en secar. Primero pintamos un lado, y cuando se secó pintamos el otro.


 A ellas se les dio genial, como veis en las fotos. Estas son las piedras que ellas pintaron.












     Tuvimos que esperar un día a que se secaran, porque ya se había hecho tarde. Así que las dejamos reposar hasta el día siguiente.










     Ahora le toca el turno al negro, para pintar la cabeza y los puntitos. Resulta que esta parte del trabajo no es para ellas. Y mira que lo intentaron, pero al final las terminó mamá.


 Esta fue la mariquita pintada por mi peque de tres años. Ella lo ha intentado, pero me dijo que lo mejor era que lo hiciera yo.

      La de arriba es la mariquita hecha por mi hija de cinco años. Le puso todo su empeño, y le salió bastante bien, pero prefirió dejármelo a mí.













    Después le tocó el turno a los ojos. Dos puntitos blancos y cuando se secaron, otros puntos negros encima.

    Y ya tenemos nuestras queridas mariquitas.



    Espero que os haya gustado, y que disfrutéis de esta pequeña manualidad. Muy sencilla y barata de hacer.



4/5/16

#ElTemaDeLaSemana: El peor momento del día.

      He descubierto una iniciativa de Papás blogueros que me ha llamado mucho la atención. Se trata de #ElTemaDeLaSemana. Y esta semana me voy a unir a ellos por primera vez con El peor momento del día.

     Para mí el peor momento del día es el momento coche después de recogera las niñas del cole. Yo llego un poquito antes de la hora, y las madres nos ponemos al día de los asuntos de los peques, o de otros asuntos que requieren nuestra atención. Ya sabéis es el momento cotilleo. Con lo que llego a recogerlas de buen humor. Llevo toda la mañana sin verlas y me encanta que me cuenten lo que han hecho durante su estancia en clase, con quien han jugado y a que, que han aprendido, si tienen alguna anécdota.

     Las dos salen contentas a recibirme. Me cuentan algo, pero en el trayecto hacia el coche, no podemos hablar mucho por el jaleo que se forma.

    Llegamos al coche y ya comenzamos las peleas, que si yo me meto por tu puerta, que me dejes pasar, que no pongas la mochila ahí que no puedo atarme el cinturón,...

    Me siento en mi querido asiento de conductora experta y decido ignorar esos primeros enfrentamientos que son la antesala de lo que está por venir.

     Aún no he arrancado el coche cuando las dos deciden contarme sus historias a la vez. Les digo que primero una y después la otra. Es imposible. Cuando la mayor empieza a hablar, la pequeña se dedica a cantar a grito pelado, para que yo no la escuche, con el consiguiente llanto de la mayor que se siente impotente ante el momento bicho de la hermana pequeña.

    Si la pequeña se pone a contarme cosas, la mayor la interrumpe constantemente, o empieza a decir frases del tipo "como a mí no me escuchas" o "te gustan más las cosas de mi hermana que las mías".

     Y eso es cuando quieren hablar conmigo, porque cuando juegan entre ellas, o tienen algo que quiere la otra, es otra pelea, gritos, llantos y demás. Mientras yo, como conductora experta intento ignorar para poder centrarme en la carretera y no tener ningún accidente. 

     A veces he llegado a poner la música mucho más alta para no oírlas y que se callen, pero esto no me da mucho resultado, porqu se ponen a taparse los oídos y a gritar más fuerte. No sé cómo lo hacen, pero consiguen tapar la música de la radio.

    Esto trae una única consecuencia. Llego a mi casa con los nervios a flor de piel, y la felicidad y el buen rollo que llevaba antes de recogerlas se ha esfumado por la ventanilla del coche.

    Lo malo de todo esto es que al día siguiente se me ha olvidado completamente y volvemos a empezar.


28/4/16

Historias de piratas: Jack Calico, Anne Bonny, y Mary Read



                Calico Jack paseaba por cubierta observando a los nuevos tripulantes que habían capturado del barco alemán que ahora se hundía en las profundidades del mar.  Su amante y su segunda a bordo Anne le susurraba al oído cual le parecía digno de formar parte de la tripulación. Ella nunca se equivocaba. Pero esta vez algo le decía que erraba. Había señalado a un muchacho enclenque con la cara medio tapada lleno de mugre, que no creía que tuviera fuerza para sujetar una espada.

                Al final le hizo caso y lo puso a fregar la cubierta. Todos los no elegidos fueron tirados por la borda.

    

27/4/16

Cajones desastres

     Estos son días de desbarajuste total. De desorden y caos y de ropa de todas las tallas y formas dando vuelta por la casa. Cajas en los suelos con ropa de verano, cajones a medio guardar con mangas largas, con sudaderas, con mangas cortas, camisetas interiores. Un auténtico caos. 

    Sobre todo cuando empiezas a sacar ropa del año anterior con la vana esperanza de que a tus hijas les quede aún bien y no tengas que volver a cargarte de vestidos playeros y camisetas de mangas cortas en las tiendas.

    Y luego nos quedan los zapatos. Vistes a tus hijas de semi verano con rebecas, y tus hijas te dicen que lo que se quieren poner son las botas, como ya estas tan harta de buscar ropa en el armario las dejas. Y ellas van tan felices con sus botas puestas, con un calor endemoniado y con esas camisetas que se les quedan un poquito más cortas de lo normal, pero que según tu criterio, todavía son aprovechables.

     Son esos días incomprensibles. Te diriges a la puerta del cole a las nueve de la mañana, con más sueño que otra cosa, mientras tus hijas corretean a tu alrededor, porque parece que les has dado Ginseng por la mañana para espabilarlas un poco más. Y decides mirar a tu alrededor para ver que llevan los otros niños. Que es lo correcto, según el estudio infantil de la puerta del cole. Ese que tiene la verdad absoluta.

     Ahora eres Terminator en tu tarea de analizar y te das cuenta de que hay niños que llevan camisetas de mangas largas con sus chaquetas gorditas, no vaya a ser que haga frío después. Mientras que sus madres van con una alegre manga corta. Nunca entenderé la manía de abrigar a tus hijos cuando tú estás asfixiada de calor. Los convertimos en pollitos.

     Pero suspiras de alivio cuando la mayoría de los niños van como las tuyas. Camisetas de años anteriores, algunos incluso ya han sacado la manga corta sin ponerse nada por encima. Esos son los más mayores. Aún recuerdo yo la época en la que mi madre me mandaba coger una chaqueta y yo salía corriendo para no tener que ponérmela. Supongo que hay cosas que nunca cambian.

     Así que vuelves a casa y te encuentras con esos montones de ropa del por si acaso, esos montones de manga largas, esos forros polares que ya deberían de estar guardados, esas botas que tienes que esconder. Decides ponerte a ordenar, pero sin ellas aquí, es imposible, porque no sabes lo que les está bien y lo que no. Pero empiezas a hacer una nota mental de todo lo que te falta, de las camisetas nuevas, de los bañadores de estreno y de los vestidos de playa. 

    Sabes que te pondrás a sacar ropa de verano y que cuando ya hayas hecho el cambio entero de armario volverá el frío, en la televisión dirán que bajan las temperaturas, y que nunca desde el año XX no ha habido este tiempo. Pero ya lo dice el refrán: Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo.